¿Por qué el aborto está mal?
- El aborto siempre mata a un individuo humano inocente.
- Matar a un humano inocente está mal.
- Por lo tanto, el aborto está mal.
Este es el argumento principal de todo pro-vida. Si quisieras refutarlo tendrías que demostrar que el aborto no mata a un individuo humano inocente o que matar a un humano inocente no está mal.
Por un lado, es un hecho científico que la vida humana comienza desde la concepción. Además, el aborto siempre mata a un organismo humano. Encima, este organismo humano no ha hecho nada para merecer su muerte, por eso es inocente.
La Iglesia Católica reconoce que:
Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (Catecismo de la Iglesia Católica, 2270).
Si no crees que todo organismo humano inocente merece la vida entonces no tienes manera de explicar por qué el Holocausto estuvo horriblemente mal.
¿Qué pasa cuándo es para lograr otras cosas?
Como se mencionó en otro artículo, a veces la gente aborta con ciertos propósitos en mente. Por ejemplo: para evitar problemas financieros y/o para no interferir con la educación, entre otros. Pero estas razones no son suficientes para justificar el aborto. Te lo explicamos con el siguiente argumento.
- Matar a un individuo humano inocente está mal.
- El fin no justifica los medios.
- Todo fin que sea alcanzado mediante la muerte de un individuo humano inocente está mal.
- Por lo tanto, el aborto está mal.
En otras palabras: ¿Quieres evitarle problemas financieros a una mujer embarazada? Ofrécele trabajo y no un aborto. ¿Quieres que una mujer embarazada continúe con su empleo? Pelea por una reforma laboral que apoye a las madres de familia y no por la legalización del aborto. Por supuesto que es mucho más fácil invitar a abortar que ofrecer trabajo. Es mucho más cómodo recomendar abortar en vez de ofrecer apoyo. Pero eso no cambia nada: que sea lo más fácil no significa que sea lo correcto.
En resumen, «el aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2271).
